jueves, octubre 27, 2005

Jueves Poesía (II)

No voy decir nada del autor de hoy. Para qué. (Salvo que nació un 23 de agosto, como este blog). Disfruten esto, salgan a la noche a ver las constelaciones, amen, vivan sintiendo la dulce locura de los días. Browning resuelve ser poeta Por estos rojos laberintos de Londres descubro que he elegido la más curiosa de las profesiones humanas, salvo que todas, a su modo, lo son. Como los alquimistas que buscaron la piedra filosofar en el azogue fugitivo, haré que las comunes palabras -naipes marcados del tahúr, moneda de la plebe- rindan la magia que fue suya cuando Thor era el numen y el estrépito, el trueno y la plegaria. En el dialecto de hoy diré a mi vez las cosas eternas; trataré de no ser indigno del gran eco de Byron. Este polvo que soy será invulnerable. Si una mujer comparte mi amor mi verso rozará la décima esfera de los cielos concéntricos; si una mujer desdeña mi amor haré de mi tristeza una música, un alto río que siga resonando en el tiempo. Viviré de olvidarme. Seré la cara que entreveo y olvido, seré Judas que acepta la divina misión de ser traidor, seré Calibán en la ciénaga, seré un soldado mercenario que muere sin temor y sin fe, seré Polícrates que ve con espanto el anillo devuelto por el destino, seré el amigo que me odia. El persa me dará el ruiseñor y Roma la espada. Máscaras, agonías, resurrecciones, destejerán y tejerán mi suerte y alguna vez seré Robert Browning. Jorge Luis Borges (1899-1986)

2 comentarios:

Marcelo Metayer dijo...

¿Qué pasa, Borges ya no le mueve nada a nadie?

Digan algo che.

principio de incertidumbre dijo...

Yo canto, a mí me interesa y muchísimo.
Ese poema lo leí muchas veces.

No hay que olvidar a Elizabeth B. la mujer de don B. Gran poetisa.