miércoles, noviembre 30, 2005

Fantasías y finales

Vaya. Hace un tiempo (búsquenme, no tengo ganas de hacerlo yo, además me distrae el perfume de los jazmines pre navideños que entra por la ventana del ciber) hice una breve lista de mujeres imaginarias que han entrado en mi vida, sin diferencia de las reales. A esos nombres, hoy tengo que agregar otro. Se trata de la doctora Aki Ross, protagonista de la película de animación Final Fantasy: The Spirits Within (2001). Es un personaje inolvidable, de una belleza ultraterrena, con una mirada que ve más allá, y claro, no existe. Es mi destino enamorarme de mujeres así, como en el poema de Bécquer: ...—Yo soy un sueño, un imposible, vano fantasma de niebla y luz. Soy incorpórea, soy intangible: no puedo amarte. —¡Oh ven; ven tú! En fin. Alrededor de toda esta belleza hay una película, claro. Una maravillosa película, que pasó por los cines argentinos sin pena ni gloria, en medio de la Fantasía Final delarruísta. Realmente, es una de las mejores películas de ciencia ficción que he visto últimamente, con toda la carga mística que se espera de una obra japonesa. Ah, por si no lo saben, Final Fantasy es una saga de videojuegos nacida en los primeros años 90, que fue aumentando de calidad a medida que los sistemas hogareños incrementaban su capacidad. Las historias fueron cambiando, pero siempre supieron combinar lo profundamente humano con la última tecnología. Eso mismo sucede en la película, que es una película de luchas y guerra profundamente pacifista (como The Thin Red Line, que también vi hace poco, pero más ingenua y mucho más imaginativa). No voy a contar el argumento aquí; sólo diré que tiene que ver con el espíritu que anima a todas las criaturas, aún las inanimadas, y con darse cuenta de que la tolerancia y la comprensión es lo único que puede llegar al ser humano a un entendimiento con el universo. Altamente recomendable. (Y sí, que Principio de Incertidumbre comente los estrenos, yo comento lo que va cayendo en mis manos piratas :P).

5 comentarios:

principio de incertidumbre dijo...

Creo que yo me he enamorado de mujeres imaginarias, pero no perfectas.
No sé, creo que el amor escapa de la palpabilidad. Aunque cualquiera podría venir a refutar que nada se compara a una mañana con el olor de la otra persona. Y es verdad.


Odio a Madame Bovary.

Y bueno, no siempre hay que comentar estrenos.

Saluditos,
;-)

Marcelo Metayer dijo...

Ah, en eso no coincidimos: Madame Bovary es mi alter ego. Y ya lo dijo mi hermano del alma, Gustave (yo también me llamo Gustavo) Flaubert: Madame Bovary c'est moi.

Beso.

Anónimo dijo...

Me pregunto si los hombres imaginarios existen...

Saludos.

Marcelo Metayer dijo...

mujer imaginaria, supongo que sí.
A propósito, su apodo me intriga. ¿Más datos?

Beso

Anónimo dijo...

Todos los datos están en tu imaginación (supongo).

La verdad es que sólo somos eso, imaginación. Incluso conociendo a las personas nos hacemos una idea de ella que depende de la imaginación.

La vida sin ilusión no sería vida, al menos para mí.

Besos y feliz Navidad.