lunes, febrero 13, 2006

Be my Valentine

Comparto con ustedes una nota que escribí para otro medio, pero de circulación más limitada, y que me pareció interesante poner aquí. Desde hace algunos años es costumbre en nuestro país festejar el Día de los Enamorados el 14 de febrero, cuando la Iglesia católica recuerda a san Valentín mártir. A muchos les parece, tal como sucede con Halloween, una fiesta importada del hemisferio norte con el sólo propósito de que los vendedores de tarjetas y chocolates levanten sus caídas ventas veraniegas. Lo cierto es que es una celebración tradicional europea con orígenes que se remontan a la noche de los tiempos, y en la que se mezclan motivos cristianos y paganos. Primero, ¿quién fue san Valentín? Hubo dos mártires cristianos con ese nombre. El más conocido fue un sacerdote que vivió en Roma a mediados del siglo III, tan famoso que el mismo emperador Claudio II lo invitó a su palacio para conversar sobre su religión. Valentín casi lo convence, pero otros poderosos hicieron campaña en su contra y lo encarcelaron. Lo pusieron a prueba: un militar le dijo si podría devolverle la vista a su hija, ciega de nacimiento, y Valentín obró el milagro. Mucha gente se convirtió al cristianismo, pero el emperador, que temía una rebelión del ejército, mandó que le corten la cabeza el 14 de febrero del año 270. Sus restos descansan en Terni, a 100 kilómetros de la capital italiana. Fue consagrado santo en el año 496 por el papa Gelasio I. En la misma fecha en que se recuerda la muerte de Valentín, mediados de febrero, los romanos celebraban una antigua fiesta, sobreviviente de los tiempos en que eran pastores y agricultores. La fiesta se llamaba Lupercalia, porque se hacía donde, según la leyenda, la loba (lupus) había amamantado a Rómulo y Remo, los míticos fundadores de la ciudad. Era en honor de Fauno, dios de los campos, y celebraba la fecundidad de la tierra. En su transcurso se sacrificaban animales, y con tiras ensangrentadas de sus pieles se golpeaba a las mujeres para que fueran fértiles. Más adelante el cristianismo dulcificó el asunto y, haciendo coincidir su fecha con la del martirio de Valentín, convirtió la orgiástica fiesta pagana en una celebración del amor cortés y romántico. Chaucer, poeta inglés autor de The Canterbury Tales, escribió hacia 1300 sobre el día de San Valentín identificándolo con el amor. Shakespeare, tres siglos después, ya pudo hacerle decir a Ofelia: "Mañana es el día de San Valentín, temprano, al amanecer, y yo estaré en tu balcón; tu enamorada seré". Lo cierto es que en nuestro país, desde mediados de los 90', los diarios publican secciones especiales el14 de febrero para mensajes amorosos, en los kioscos hay golosinas con poemas alusivos, sube la venta de discos sentimentales. Parece que el amor necesita un día especial en el calendario para ser recordado como corresponde. Alrededor del planeta Cada cultura adoptó formas particulares para festejar el Día de los Enamorados. En Norteamérica, los chicos intercambian tarjetas con sus amigos y las chicas que les gustan, con la frase "Sé mi Valentín". También son tradicionales los chocolates con forma de corazón. En las islas Británicas se hornean panecillos especiales con ciruelas pasas; también, las mujeres se paran frente a las ventanas desde temprano y esperan que pase un hombre, ya que creen que el primero que se cruce ese día será su futuro esposo. En Dinamarca se intercambian flores blancas prensadas llamadas gotas de nieve. Las tarjetas de felicitación representan la principal actividad económica relacionada con este día. Comenzó en el XIX en Inglaterra y se extendió a Estados Unidos. Para el san Valentín del año pasado, se enviaron 18 millones de postales por Internet.

1 comentario:

principio de incertidumbre dijo...

Está bueno el artículo. Algunas cosas no las sabía (como lo de don William).



¿Feliz Valentín? Sí, supongo que sí.