martes, febrero 28, 2006
Leer y escribir, actos de horror
He leído alguna vez que los escritores somos vampiros, que absorbemos la realidad, para después volcarlo en nuestra actividad. Pero hoy se me ocurrió que los vampiros son los otros, los lectores pasivos, que constantemente están necesitando cosas para leer y nos reclaman, miran sobre nuestro hombro qué estamos haciendo, con voracidad. Con hambre de vampiro.
viernes, febrero 24, 2006
Viernes Poesía, con cierto atraso
Yo estoy hecha de silencios
Yo estoy hecha de silencios
de estrellas fugaces, de soledades
de tormentas y lamentos
y de haces de espuma que juegan al viento...
Estoy hecha de mares profundos
de cielos ajenos
de mil y un mundos impenetrables,
de rescates, de naufragios
y de abismos oscuros...
Y estoy hecha de lágrimas
y de misterios
y de rancios amores de madrugadas inciertas
y de risas...
pero sobre todo
estoy hecha de ti
Diana March
lunes, febrero 13, 2006
Be my Valentine
Comparto con ustedes una nota que escribí para otro medio, pero de circulación más limitada, y que me pareció interesante poner aquí.
Desde hace algunos años es costumbre en nuestro país festejar el Día de los Enamorados el 14 de febrero, cuando la Iglesia católica recuerda a san Valentín mártir. A muchos les parece, tal como sucede con Halloween, una fiesta importada del hemisferio norte con el sólo propósito de que los vendedores de tarjetas y chocolates levanten sus caídas ventas veraniegas. Lo cierto es que es una celebración tradicional europea con orígenes que se remontan a la noche de los tiempos, y en la que se mezclan motivos cristianos y paganos.
Primero, ¿quién fue san Valentín? Hubo dos mártires cristianos con ese nombre. El más conocido fue un sacerdote que vivió en Roma a mediados del siglo III, tan famoso que el mismo emperador Claudio II lo invitó a su palacio para conversar sobre su religión. Valentín casi lo convence, pero otros poderosos hicieron campaña en su contra y lo encarcelaron. Lo pusieron a prueba: un militar le dijo si podría devolverle la vista a su hija, ciega de nacimiento, y Valentín obró el milagro. Mucha gente se convirtió al cristianismo, pero el emperador, que temía una rebelión del ejército, mandó que le corten la cabeza el 14 de febrero del año 270. Sus restos descansan en Terni, a 100 kilómetros de la capital italiana. Fue consagrado santo en el año 496 por el papa Gelasio I.
En la misma fecha en que se recuerda la muerte de Valentín, mediados de febrero, los romanos celebraban una antigua fiesta, sobreviviente de los tiempos en que eran pastores y agricultores. La fiesta se llamaba Lupercalia, porque se hacía donde, según la leyenda, la loba (lupus) había amamantado a Rómulo y Remo, los míticos fundadores de la ciudad. Era en honor de Fauno, dios de los campos, y celebraba la fecundidad de la tierra. En su transcurso se sacrificaban animales, y con tiras ensangrentadas de sus pieles se golpeaba a las mujeres para que fueran fértiles. Más adelante el cristianismo dulcificó el asunto y, haciendo coincidir su fecha con la del martirio de Valentín, convirtió la orgiástica fiesta pagana en una celebración del amor cortés y romántico.
Chaucer, poeta inglés autor de The Canterbury Tales, escribió hacia 1300 sobre el día de San Valentín identificándolo con el amor. Shakespeare, tres siglos después, ya pudo hacerle decir a Ofelia: "Mañana es el día de San Valentín, temprano, al amanecer, y yo estaré en tu balcón; tu enamorada seré".
Lo cierto es que en nuestro país, desde mediados de los 90', los diarios publican secciones especiales el14 de febrero para mensajes amorosos, en los kioscos hay golosinas con poemas alusivos, sube la venta de discos sentimentales. Parece que el amor necesita un día especial en el calendario para ser recordado como corresponde.
Alrededor del planeta
Cada cultura adoptó formas particulares para festejar el Día de los Enamorados. En Norteamérica, los chicos intercambian tarjetas con sus amigos y las chicas que les gustan, con la frase "Sé mi Valentín". También son tradicionales los chocolates con forma de corazón. En las islas Británicas se hornean panecillos especiales con ciruelas pasas; también, las mujeres se paran frente a las ventanas desde temprano y esperan que pase un hombre, ya que creen que el primero que se cruce ese día será su futuro esposo. En Dinamarca se intercambian flores blancas prensadas llamadas gotas de nieve.
Las tarjetas de felicitación representan la principal actividad económica relacionada con este día. Comenzó en el XIX en Inglaterra y se extendió a Estados Unidos. Para el san Valentín del año pasado, se enviaron 18 millones de postales por Internet.
martes, febrero 07, 2006
El universo es una cita de los Beatles
For no one
Your day breaks, your mind aches
You find that all the words of kindness linger on
When she no longer needs you
She wakes up, she makes up
She takes her time and doesn’t feel she has to hurry
She no longer needs you
And in her eyes you see nothing
No sign of love behind the tears
Cried for no one
A love that should have lasted years!
You want her, you need her
And yet you don’t believe her when she said her love is dead
You think she needs you
And in her eyes you see nothing
No sign of love behind the tears
Cried for no one
A love that should have lasted years!
You stay home, she goes out
She says that long ago she knew someone but now he’s gone
She doesn’t need him
Your day breaks, your mind aches
There will be time when all the things she said will fil your head
You won’t forget her
And in her eyes you see nothing
No sign of love behind the tears
Cried for no one
A love that should have lasted years!
Gloria al verano
Hoy pasé con el colectivo por la entrada de un Carrefour, y los carteles decían "Vuelta al Colegio". Enormes fotos mostraban chicos sonrientes, exhibiendo sus nuevos guardapolvos, mochilas, lápices, cartucheras y demás adminículos.
Me puso triste. Pese a que a esta particular altura de mi vida eso ya no me afecta directamente, cada vez que cerca del final del verano empiezo a escuchar hablar del comienzo de las clases, me pone triste. Detesto el calor del verano que me hace transpirar con el mero esfuerzo de pensar, pero el final me entristece.
Cuando chico, me encantaba el verano. Era el mejor período del año, sin obligaciones ni compromisos. Y en la escuela tenía que estar encerrado con tipos a los que generalmente no conocía, ya que solía cambiar de compañeros cada año, dejando que pase el tiempo hasta la hora de salida. (Y eso que me iba bien, y que solía ser abanderado, etcétera.)
Por todo eso, el fin del verano me entristece, me recuerda a los últimos helados, las últimas bajadas a la playa, las últimas mañanas y tardes tirado leyendo novelas baratas de ciencia ficción.
Por todo eso, y por razones harto distintas a las de la publicidad de Quilmes, ¡Gloria al verano!, que se nos muere prematuro este año.
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