jueves, septiembre 15, 2005

El universo sobre mí

¿Cómo está el mundo ahí afuera? Por aquí, el Navegante Solitario, con algunos decilitros de Gancia en sus venas, con sueño, con los huesos cansados y la cabeza en llamas. Hoy, después de mucho tiempo, me siento otra vez Alone in the Dark, más que solo, aislado de todo, un verdadero troglodita en el sentido literal del término=habitante de una caverna subterránea. Estoy solo en casa; estoy solo en casa de Robert. Salgo solo a todas partes. Nadie me llama, nadie me manda mensajes al celular, nadie me escribe.
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La imposible belleza en piedra.
Soy una negación, una ecuación de coeficiente irracional, la imposible solución en los reales de la raíz cuadrada de -1, la imposibilidad. Quisiera amar pero no encuentro mi objeto. Me sigo enamorando de imposibles: ella, Cristina Ricci en Monster, Anabella Piugattuk en The Snowwalker, Carrie Ann Moss en Matrix Reloaded, de personajes de historieta (Helena de Intervalo, Valentina de Crepax, Pandora en Corto Maltés), de una imagen en el cementerio de Milán (vean sino la foto), de la Genevieve en The Mask, un cuento de The King in Yellow. Horrores y bellezas; soy un hermoso perdedor, como tan bien le salió a Pablo Reyero, amigo de la casa. Reformulemos el sistema y dejemos perdedor. No puedo hallar a alguien real, al menos tan real como las hermosas chicas que me asaltan en mis sueños, que me acompañan a recorrer edificios místicos e imposibles (he llegado a la conclusión de que están vivos). No sé que decirle a una chica real, no tengo nada para mostrarle y no sé mentir, al menos no sé decir la clase de mentiras que hace que cierto tipo de mujeres (que por lo demás no me interesan) se enganchen. No sé qué decirle a ella, que encarna el tipo ideal que siempre he buscado: bella, inteligente, sencilla, talentosa. ¿Qué podría decirle a otra? *** A fin de mes espero viajar de nuevo hacia el corazón de la oscuridad, hacia el interior de ese misterio que es la provincia de Buenos Aires. Voy a buscar respuestas a otro enigma: los edificios que proyectó Francisco Salamone, las moles que humillan un montón de pueblos de la llanura lisa como el mar. La primera vez que fui a Laprida, conocí el cementerio en una secuencia de Tim Burton: en bicicleta, medio borracho (pasé toda una semana en un estado continuo de ingestión alcohólica), en pleno verano, recorrí una calle arbolada, las copas de los eucaliptos bloqueaban el celeste del cielo. Y de pronto se abrieron los árboles y allí estaban los dieciocho metros de hormigón armado. Más cementerio que pueblo. Ese día comenzó mi obsesión por el escurridizo (no se conocen muchos datos biográficos y hay una sola foto que se repite una y otra vez) ingeniero Salamone. Arrancaré por Azul: 5 horas desde Constitución, 11 pesos el pullman (por 3 mangos de diferencia no voy a ir en turista). Después Dios (¡ja!) dirá. *** Acabo de terminar un bol de ensalada de frutas. ¿Con qué te gusta la ensalada de frutas? Yo le puse dulce de leche, aunque prefiero el generoso chorro de vino tinto. Cualquiera, hasta de cajita, la cosa es darle cuerpo. Tu cabeza es un nido de ratas, cantaba la Bersuit cuando eran un grupo bueno. Mi cabeza no es un nido de ratas; no me caen muy bien las ratas, una vez tuve que matar a escobillonazos una que se me había metido en la pieza y me dio tanta lástima, pobre bicho asqueroso (tal vez me veía a mí mísmo) que terminé llorando a mares mientras mis hermanas se descostillaban de risa. Por eso no me caen muy bien las ratas, y mi cabeza es un nido de satélites Landsat, de módulos lunares, de naves Vikings y Voyagers. Inteligencia artificial: más artificial que mi inteligencia, no hay. Posta. ¿Cómo terminar esto? Tengo sueño, después de una semana durmiendo cuatro o cinco horas por noche. Me duele la espalda de estar agachado mirando la pantalla de la laptop. Pero no puedo parar de darle a las teclas. Robert busca stencils por internet; yo busco una mujer con una lámpara encendida en pleno día, como hacía Esopo. Yo busco a alguien y tal vez esa otra persona me esté buscando a mí, precisamente a mí, pero yo vivo en Argentina, provincia de Buenos Aires (más o menos) y ella vive en Anchorage, en Antigua y Barbuda, en Marienbad, en Odessa; o por qué no en Venus, en Syrtis Major (¿no sabés dónde queda Syrtis Major? Garrá los libros que no muerden), en la mancha roja de Júpiter, en el planeta gigante que orbita la Estrella de Barnard, en algún lugar pasando las Nubes de Magallanes por donde iban los de Viaje a la Última Galaxia. O en Lomas de Zamora, en el barrio Pepsi, en Ciudad Evita (¿sabían acaso que Ciudad Evita, desde el aire, forma el perfil de Evita, maravilla comparable a las líneas de Nazca, futuro espaciopuerto para extraterrestres peronistas?), en el departamento de al lado de éste mismo. Soy la cara oculta de la Luna, soy lo que queda de la Nova de 1554 que vio Kepler, somos los restos del cometa Kohoutec. Encima Blogger se empacó, así que busquen los links ustedes mismos. Melancolía furiosa, desesperación y megalomanía. Sleep and dream, and dream inside the dream. Turning dreams into nightmares, one by one. Basta para mí, basta para todos.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Llorar cuando se ha realizado un acto de tal villanía... ¡matar lauchitas! Sólo puede decirlo como Clint Eastwood en "Sin perdón":
"Cuando matas a un hombre le quitas todo lo que tiene"
La melancólica busqueda de la perfección es el amargo dulce que debemos probar.

Marcelo Metayer dijo...

Ah... pero ya estoy cansado de amarguras.

Cindy Boquita dijo...

ahhhh..en el barrio pepsi lo conoci a él!...
Ya conocerás al tuyo!

(hablo de amor)

Marcelo Metayer dijo...

Cindy, ¿en serio?

Yo, por circunstancias de la vida, estoy viviendo allí ahora... Mirá si me hubieras conocido a mí antes, ja ja ja.

Beso.

Anónimo dijo...

A mi la ensalada de frutas me gusta solo kon frutas, sin azukar, sin nada, me enkanta el sabor puro de las frutas...
Bueno, vi luz y entre... esta muy lindo tu blog...
Te dejo saludos y te deseo suerte kon tu buskeda de amor!

principio de incertidumbre dijo...

uau.