sábado, septiembre 04, 2004
Cansancio
Estoy en un locutorio en la calle Cantilo, la principal de City Bell. Son las dos de la tarde de este sábado caluroso y acabo de terminar la segunda parte de mi caminata. Esto es lo que quedó de mí:
La cámara no miente. Mi piel quedó colorada como salmón después de la resolana y la transpiración. Igual, estoy contento. El ejercicio físico derrochó torrentes de endorfinas en la poca sangre que me queda y me dejó chocho.
En un rato me abrazo a la Quilmes, y que me echen los galgos, que me echen...
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