lunes, octubre 31, 2005
Saquen la Ñ del alfabeto
domingo, octubre 30, 2005
Despedida

viernes, octubre 28, 2005
a partir de aquí los acontecimientos se precipitan

jueves, octubre 27, 2005
Jueves Poesía (II)
No voy decir nada del autor de hoy. Para qué. (Salvo que nació un 23 de agosto, como este blog).
Disfruten esto, salgan a la noche a ver las constelaciones, amen, vivan sintiendo la dulce locura de los días.
Browning resuelve ser poeta
Por estos rojos laberintos de Londres
descubro que he elegido
la más curiosa de las profesiones humanas,
salvo que todas, a su modo, lo son.
Como los alquimistas
que buscaron la piedra filosofar
en el azogue fugitivo,
haré que las comunes palabras
-naipes marcados del tahúr, moneda de la plebe-
rindan la magia que fue suya
cuando Thor era el numen y el estrépito,
el trueno y la plegaria.
En el dialecto de hoy
diré a mi vez las cosas eternas;
trataré de no ser indigno
del gran eco de Byron.
Este polvo que soy será invulnerable.
Si una mujer comparte mi amor
mi verso rozará la décima esfera de los cielos concéntricos;
si una mujer desdeña mi amor
haré de mi tristeza una música,
un alto río que siga resonando en el tiempo.
Viviré de olvidarme.
Seré la cara que entreveo y olvido,
seré Judas que acepta
la divina misión de ser traidor,
seré Calibán en la ciénaga,
seré un soldado mercenario que muere
sin temor y sin fe,
seré Polícrates que ve con espanto
el anillo devuelto por el destino,
seré el amigo que me odia.
El persa me dará el ruiseñor y Roma la espada.
Máscaras, agonías, resurrecciones,
destejerán y tejerán mi suerte
y alguna vez seré Robert Browning.
Jorge Luis Borges (1899-1986)
miércoles, octubre 26, 2005
Mis Celáneas (II)
Hoy para Lore.
1. Historias familiares. Mi mamá decía que al poco tiempo de nacer yo me quejaba mucho, y que el médico le aseguró que su leche era pobre y no servía. Pregunté quién me había amamantado, entonces. Mi papá, seguro: "La Difunta Correa”.

Padre haciendo el crucigrama de la Viva.
2. Salió el nuevo CD de Robbie Williams, Intensive Care. Ya lo tengo (el pop es uno de mis vicios, sin ninguna vergüenza). Lo estoy escuchando ahora mismo, a las nueve menos cuarto de la noche del martes. Recomiendo esta hermosa balada: Advertising Space (Track 5).
Recuerdo la primera vez que escuché Tripping (Track 2, corte de difusión), en la habitación 13 del hotel de Azul. Estaba tirado en la cama anotando detalles del viaje, cuando oí una voz inconfundible. Levanté los ojos hacia el televisor y me deslumbró el video. Pesadilla tras pesadilla: correr y no moverse, encierro en el laberinto, niño con cara de adulto (Landrú inventó alguna vez un engendro llamado el Chipecondien, un bebé con dientes enormes; me acordé de eso).
3. Leo en la revista Ahora, del 28 de octubre de 1955: Para las transfusiones que se le practicaron a Eva Duarte de Perón, para mantener apenas su agonía en el propio temblor impenetrable de su muerte, se recurrió a la sangre de los niños del Orfelinato de la ciudad de La Plata.
Cuanta poesía. La leyenda negra del peronismo está llena de perlas como éstas, que algún día comentaré con más detalle.
3. La CAPIF (productores discográficos, el equivalente de la RIAA en Estados Unidos) te muestra carteles mientras usás el KazAa para advertirte que si bajás mp3 sin derechos estás en falta. Tiembla internet.
4. Humor negro. “Mamá, ¿puedo ir al circo?” “No, si te quieren ver que vengan a casa”. / “Mamá, el abuelo se tambalea.” “Disparale de nuevo.“/ “Mamá, ¿por qué estamos empujando el auto hacia el precipicio?” “Callate que vas a despertar a tu padre.”
5. Super Álbum Casos Fantásticos, publicado por Cielosur Editora (la de Cuarta Dimensión) en 1978. Nunca pude hallarlo; si alguien lo tiene, por favor chifle.
martes, octubre 25, 2005
Requiem por una parte del pasado
La candente mañana de febrero en que Beatriz Viterbo murió, después de una imperiosa agonía que no se rebajó un solo instante ni al sentimentalismo ni al miedo, noté que las carteleras de fierro de la Plaza Constitución habían renovado no sé qué aviso de cigarrillos rubios; el hecho me dolió, pues comprendí que el incesante y vasto universo ya se apartaba de ella y que ese cambio era el primero de una serie infinita.
Así empieza famosamente El Aleph. Es la mejor frase que he leído acerca de los cambios que trae el paso del tiempo, y la que siempre recuerdo cuando algo ocurre.
Hoy me enteré de una muerte, de una pequeña muerte que se suma a las miles que han sucedido desde que comienzan mis recuerdos. A partir de hoy no sale más el diario Crónica.
Crónica, la Crónica, fue una fuente inagotable de inspiración para generaciones de delirantes y periodistas de lo absurdo y bizarro. Guardo aún muchos suplementos Crónica del fenómeno OVNI, y el estilo de sus policiales fue único. Vean sino el documental Tinta Roja, hecho por el prestigioso equipo Cine Ojo.
Pero por sobre todo, para estrafalarios pendolistas como yo, Crónica era la Meca del Periodismo. Muchas veces soñé con trabajar en su redacción, o en Crónica TV. Ya nunca estará en mi futuro, y el pasado se irá haciendo cada vez más pasado.
Dolor debe haber en el ámbito del arte.
***
Mis sinceras condolencias con los 72 trabajadores despedidos.
domingo, octubre 23, 2005
Elegir






viernes, octubre 21, 2005
Pérdidas
Toda nuestra vida es una sucesión de pérdidas.
Salimos del vientre materno perdiendo el plácido discurrir de las horas sin saber si es de noche o día, disfrutando flotar en la amable inconsciencia.
Vivimos la infancia en una sucesión de milagros, y perdemos esas maravillas con el proceso que estúpidamente llamamos maduración.
Siempre vivimos a pérdida: vamos a algún lugar y sabemos que deberemos irnos, compro la Coca sabiendo que se me termina, entro al cine pensando en la música de los títulos. El orgasmo nos arrebata el placer continuado en nombre de una efímera gloria.
Al final perdemos todo. El sentido de todo es vacuo frente a la muerte. Viene Atropos, corta el hilo y el hijo de puta se lo lleva y no nos queda otra que mirar cómo se va con lo más nuestro.
Las ganancias son ilusorias. Somos muertos conversando con otros muertos que nada se pueden llevar del otro lado, y hasta hemos perdido toda ilusión de que haya otro lado.
Que tengan un buen día.
Viernes Poesía (I)
Bueno, aquí estamos, con un poco de retraso. Son las once y media de este tremendo viernes, en que el sol nos recuerda que no falta tanto para el solsticio de verano.
Pensaba arrancar con un texto de Borges, como lo hice aquel agosto del año 2000 en el sistema de correo electrónico interno de PricewaterhouseCoopers, pero me pudieron más (la primavera fúnebre, diría Panchito López Merino) las refulgentes palabras de Alejandra, la dulce Alejandra.
En octubre del 2001 (ya, cuatro años, cuatro eternidades, vidas vividas sin descanso) compré las Poesías Completas de Alejandra Pizarnik, uno de mis libros más queridos. No entiendo del todo lo que dice en varias partes, pero no importa, porque esas palabras crean su propio mundo (en el principio fue el Verbo) y atraviesan mi corazón como una lanza incandescente.
He aquí, entonces, la primer entrega de poesía en este blog que ha visto muchas cosas, pero pocas tan buenas como ésta.

Sous la nuit
Los ausentes soplan grismente y la noche es densa. La noche tiene
el color de los párpados del muerto.
Huyo toda la noche, encauzo la persecución y la fuga, canto un
canto para mis males, pájaros negros sobre mortajas negras.
Grito mentalmente, me confino, me alejo de la mano crispada, no
quiero saber otra cosa que este clamor, este resolar en la noche, esta
errancia, este no hallarse.
Toda la noche hago la noche.
Toda la noche me abandonas lentamente como el agua cae
lentamente. Toda la noche escribo para buscar a quien me busca.
Palabra por palabra yo escribo la noche.
Alejandra Pizarnik
(poema enviado a Félix Grande en agosto de 1972 )
miércoles, octubre 19, 2005
Mis Celáneas (I)
Hoy no tengo intenciones ni ganas de apabullarlos con una larga historia. Sólo son cosas que (se) me ocurrieron a lo largo del día y que quería compartir.
1. Mi mamá me mandó esta mañana un mensaje de texto preguntándome algo. Yo le respondí. A su vez, ella me contestó lo siguiente: Regio.
Un fenómeno, mi mamá.
2. El jacarandá que se ve desde el balcón de esta casa, la de Robert, ya está echando hojitas. La última vez que lo miré con atención estaba pelado. Y no fue hace mucho.
3. Mi gata Katrina, amante de los mapas, como su dueño. Recostada sobre Carhué y Salliqueló.
4. Otra vez mi mamá. De mi Diario de sueños, entrada del 14/06/2004:
caminaba por los subterráneos de Londres, embargado de alegría. En cierto momento me asomaba a los techos abovedados de los túneles y miraba hacia el horizonte. Me daba vuelta y estaba la barandilla de un puente. A lo lejos cruzando el río vi, un punto, a mamá. Estaba a mucha distancia, pero oí bien clarito sus palabras: Marce, bajate de ahí que te vas a caer.
5. Sí, ya sé, está en el sidebar, pero por favor no dejen de pasar por Infiltration.org.
6. La foto no le hace justicia al color bermellón de este vino. Ni se imaginan el sabor. De Bodegas El Portillo, rosado de malbec.
Mañana vuelve, a pedido del público (bueno, de mis amigos) un ciclo que hizo historia hace muchos años: Jueves Poesía. Nos vemos.


martes, octubre 18, 2005
"et le temps est venu de juger les morts" (Apocalypse, 11:18)


lunes, octubre 17, 2005
Día peronista
El sol brilla y ya empiezan a florecer los jazmines invisibles. La gente sonríe y te dice "qué lindo día, no". Los chicos son chispas de luz en las veredas. Todo el mundo está contento.
Y yo no. Sigo arrastrando este cuerpo inútil por la vida, sabiendo cómo resolver una ecuación de números complejos pero desconociendo el funcionamiento de la sociedad. Tengo 36 años sobre mis espaldas y estoy cargado de angustias adolescentes. Ya no sé qué hacer. Pienso en uno de mis ídolos, Kurt Cobain, y me estremezco.
Lo peor es que sé que el mundo es un lugar lleno de tesoros por descubrir. Y a veces, como hoy, no tengo ganas de intentarlo.
Sigo esperando el llamado de los gorriones, pero vuelan cada vez más lejos.
sábado, octubre 15, 2005
Paperback Writer
viernes, octubre 14, 2005
Retratos
El domingo pasado estuvimos con Abril en la misma plaza de siempre, en el centro de City Bell. La tarde era maravillosa. Jugamos y nos tiramos en el pasto a disfrutar del sólo hecho de existir y de tenernos.
Primero se recostó en mi regazo. Luego fue a juntar piedritas y me trajo plumas de un pájaro muerto. Luego me pidió papel y una lapicera y se puso a dibujar.
Y terminó haciendo mi retrato. Éste soy yo a los ojos de mi hija.
Abril, Abril Aimée, Abril Aimée Metayer, heredera del mundo, no podría amarte más: no cabe en un corazón humano.



lunes, octubre 10, 2005
La noche que la luna salió tarde
14 horas.
Aquí, El Triste, cada vez más Triste, desde la soledad del tren Constitución - Bosques - Temperley, de nuevo con el corazón partío.
La tarde es espléndida. La luz hace firuletes al pasar por los agujeros del techo de Constitución. Corre una brisa muy suave y las libélulas se fueron a dormir: no hay pronóstico de lluvia.
Encontré en un asiento el número 634 del Semanario de Berazategui, revistita de la Asociación de Católicos Laicos. Allí me topé con una nota dedicada a desentrañar los mensajes subliminales en las canciones de Piñón Fijo. De este modo, cuando en "El Twist del Mono Liso" dice "la llevaba en su jaulita", pasado al revés resulta "ni la cruz se va a besar". Hay más ejemplos que me cuesta transcribir.
El tren está por salir. Estoy un poco mareado, no he dormido bien.
La vida es terrible, es hermosa. Yo, el Navegante Solitario, con una morsa apretándome el pecho, y me encuentro esta revista, y el sol explota en las ventanillas, y hasta el olor a betún de las vías me parece bello.
(Miro mi celular cada cinco minutos esperando un mensaje que no llega, el canto de un gorrión lejano).
En mi bolso llevo los relatos oníricos de Randolph Carter, otro viajero solitario. Lovecraft sabía bien lo que era soñar. ¿Recuerda, sir Zaaar?

Me tumbé en el suelo sólo para oir crecer la hierba
y hasta mí vinieron todos los sonidos de la tierra.
Escuché a los insectos en sus mil rituales
y las plegarias que cayeron del cielo ¡Quién sabe!
si haciendo espirales...
La noche que la luna salió tarde.
Me tumbé en el suelo sólo para oir crecer la hierba
esperando un sueño que como un enjambre me envolviera
y que me hiciera oir las rimas de antiguos romances
pero sólo oí llorar a los que fueron amantes
un sólo instante...
La noche que la luna salió tarde
la noche que la luna salió tarde.
Me tumbé en el suelo sólo para oir crecer la hierba
y escuché más cosas, muchas más de las que yo quisiera:
El sonido de tus lágrimas al derramarse
el eco de tus pasos al alejarte
y el tiempo pararse...
La noche que la luna salió tarde
la noche que la luna salió tarde
Del desaparecido grupo español 091. La versión que yo conocía es de Amaral.
Gorrión diminuto aletea en mis sueños lúcidos.
sábado, octubre 08, 2005
Devociones
Como bien saben los lectores constantes del blog, hace rato que tenía la idea de una excursión a Luján, atraído por el kitsch religioso y la arquitectura de la imnensa basílica. Después de idas y venidas, decidí concretar el viaje para el sábado primero de octubre.
Tomé el tren en Once a las 11:02. Debía bajar en Moreno para hacer la combinación con el tren 2713 que rumbea para Mercedes. Hasta ahí, fenómeno. Pero a la altura de Ciudadela, vi que la avenida Rivadavia estaba cortada, y mucha gente caminaba por ella. Gente con banderas, bastones, imágenes de la Virgen de Luján... Ahí me di cuenta de que justo había elegido para hacer miniturismo ¡el día de la peregrinación! Juro que fue coincidencia.
Por supuesto, el 2713 era un pandemonium. Muy difícil ubicarse en cualquier lado. Me puse a hablar con una chica que estudia en la Universidad de Luján y me dijo que: “generalmente este tren va vacío” y “elegiste el peor día para ir de visita”. (Ella después se bajaría antes de la partida del tren).
Llegamos a la estación con apenas diez minutos de retraso.
Ahí me enteré de que la basílica estaba como a veinte cuadras. Había que caminar nomás. Munido de una Coca de 600 cm3 (tales botellitas estaban por todos lados, asumo que en cualquier momento dicha marca auspiciaría la procesión), me puse en marcha.
Luján es una ciudad de casas bajas, que permiten al sol caer impiadoso sobre el desprevenido paseante. Y de golpe sobre la línea de los techos, las torres. El corazón me dio un vuelco.
Llegué, levanté la cabeza y ahí estaba. Desde el nivel del suelo da vértigo y tortícolis.
Noten que al pie de la imagen hay cuatro gárgolas. Según el material turístico oficial, representan la huida del Demonio de la casa de Dios. Todos las hemos visto en las catedrales góticas. Pero pocos le han sacado partido como los dueños de esta parrilla.
La ciudad estaba llena de peregrinos. Casi todos andaban arrastrando los pies, o rengueando, o apoyándose en un bastón. La venta de curitas y pomadas chinas debe crecer astronómicamente este día.
Después de admirar el exterior de la basílica ( por cierto, parece mucho más antigua que la Catedral de La Plata, cuando se llevan pocos años), entré. Habían corrido los bancos de la nave principal para dejar entrar más gente.
Al camarín de la Virgen (el lugar donde está guardada la famosa imagen que los bueyes no podían mover) se llega dando la vuelta detrás del altar.
Di unas vueltas y me encontré con esto:
He visto exvotos (agradecimientos de fieles) en muchos muros externos, pero nunca en el interior de una iglesia y menos integrados a la arquitectura de esta manera. Me sorprendió sobremanera. Todo el interior del ábside está lleno de ellos.
Salí de nuevo al sol, hacia la plaza que está enfrente. donde se apiñaban los peregrinos. Yo reconozco que soy un ateo convencido, pero me emocionan ciertas cosas, quizás por no poder entenderlas. Como el caso de este muchacho; quién sabe qué promesa traía desde tan lejos.
Miré a mi alrededor. El sábado, el único canal transmitiendo en directo era Canal 7. Les presento el camión de exteriores, última generación tecnológica.
Por supuesto, lo primero que salta a la vista en la plaza, y en toda la ciudad, son los puestos de kitsch religioso. Sí, es cierto, Jesús echó a patadas a los mercaderes del templo, pero igual todo esto me fascina. (Mis amigos, pobres, ya me han soportado en este sentido): Son juguetes que deberían transportarnos hasta Dios. El rosario: una máquina de rezar, análogo a los cilindros de oraciones tibetanos.
Y claro. Esta foto no podía faltar. Señoras, señores, desde la plaza, un plano general del frente de la basílica. Bienvenidos a la imagen.
Ahí nomás, a pocos metros, está el Complejo Museográfico Enrique Udaondo. Está dividido en dos museos: de Transportes y Colonial. Entré a ambos.
En el Museo del Transporte muchas maravillas vi: la Porteña (primer locomotora); el hidroavión Plus Ultra, que fue el primer avión en cruzar sin escalas el océano atlántico; carrozas fúnebres del siglo XIX; el Papamóvil que usó Juan Pablo II en su visita de 1987; y mucho más.
Pero se me hizo un nudo en la garganta y me corrió un sudor frío por la espalda cuando vi esto:
Se trata del Lehg I, el primer velero de Vito Dumas, el original Navegante Solitario. Con esta cáscara de nuez, el tipo dio la vuelta al mundo solo, por los Cuarenta Bramadores (paralelo 40º sur) y en sentido contrario a los vientos dominantes. Por esto, los marinos contemporáneos afirman que hizo un pacto con Mandinga, y evitan nombrarlo: es yeta.
Seguí viaje al otro Museo. Allí se reproducen escenas de la vida colonial con muñecos de cera, que poseen una analogía de vida inquietante. Miren si no esta sala. No me quedaría de noche aquí solo...
Los perfumes de las flores eran más que el aire. Una maravilla. Pasó más de una hora antes de que quisiera salir.
Rumbeé para el río Luján. Bordeando la ribera hay unas barrancas con restaurantes y más negocios. En uno de ellos, casi de casualidad, di con esta belleza.
Una gitana electromecánica, que cuando se le pone una ficha se mueve para tomar una tarjeta del destino. Me quedé embobado mirándola y por supuesto que tengo una de esas tarjetas.
La propietaria me contó que el muñeco tenía más de 80 años, que había dado vueltas por toda la Argentina y que hacía unos 20 que se había quedado en Luján.
Crucé uno de los puentes sobre el río. El día era asombrosamente bello.
Me llegué hasta un parque que hay del otro lado. Mientras comía un pancho, feliz almuerzo del Navegante, me seguían asaltando las imágenes.
Luego hice algo que deseaba desde muy chico. Subir a la aerosilla.
Primero hay que afrontar unos cincuenta escalones en espiral. Luego, después de pagar, a uno lo ubican en una marca del piso y la silla viene despacio por atrás. Se sienta, lo acomodan, traban el seguro (todo esto en movimiento) y afuera.
Y me descubrí colgado, suspendido sobre decenas de metros de aire. Fue uno de los momentos más hermosos del día: se me vinieron a la cabeza todos los sueños lúcidos en los que suelo volar jubiloso.
¿Ven mi sombra a la izquierda?
Llegué al otro lado. Y el flaco de la boletería (“¿viniste caminando? Ah, en tren. ¿Cómo? ¿Viniste solo?”) accedió a tomarme esta foto, que cierra mis aventuras de hoy.
He aquí al Navegante, con remera de los FabFour, a sus espaldas el ábside de la basílica.
La vuelta fue aburrida y cansadora. Lo mejor fue pasar por la plaza del centro de Luján, llena de pérgolas con glicinas que de todos modos no pude disfrutar porque sólo tenía en la cabeza no perder el tren.
Igual esperé una hora en la estación.
Y volví.
***
(Mensaje en clave: Principio, nuestra locura es una burbuja que no nos aísla.)



















lunes, octubre 03, 2005
Interludio
Entre el relato de un viaje y el relato de otro, siempre queda tiempo para detenerme y mirar cómo crece la mujer que más amo.
Agarrarse con las manos, dejarse caer, levantar un pie, el otro, tomarse con las corvas, mirar hacia arriba, sonreírme. Sonreírme.
Lo demás que pasó en el día es un borroso recuerdo.

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