Cansancio

Hoy fui a una entrevista de laburo. Después de esperar dos horas sentado en un sillón, en una recepción desierta y rodeado de cuadros HORRIBLES, me atendió un tipo más joven que yo, con la diferencia de que él estaba de saco y corbata y, claro, del otro lado del escritorio. Me tomó una prueba de aptitud, hablamos un poco sobre la empresa y, sobre todo, me miraba. Me examinaba de la misma manera que un entomólogo observa una nueva especie de saltamontes. Terminé y me fui. No sé muy bien por qué, pero me sentí humillado. Hasta los tipos que estaban arreglando una escalera (sin desmerecer, claro) me miraban con desprecio. Lo peor es que no pude asistir a otro lugar por tener que pasar por la entrevista. Fue la séptima entrevista de esta clase por la que he pasado desde que me quedé sin trabajo efectivo en 2001. Todas son parecidas y aparentemente en todas he fallado. No soy deseado, mi perfil no funciona. ¿Qué hago mal? Estoy terriblemente agotado de todo esto. Ayer me dijo claramente un amigo: El mundo es así. Te pegás un tiro o te lo bancás. A veces estoy más cerca del fin que del principio.